Las asimetrías de género son un fenómeno aún presente en muchos ámbitos de la sociedad española actual, también en el deporte. Revertir esta situación constituye uno de los retos del siglo XXI, y hay que afrontarlo a través de la denuncia de la desigualdad de género en el deporte, y del trabajo constante hacia la efectiva igualdad de oportunidades en el terreno deportivo entre mujeres y hombres.
El Consejo Superior de Deportes (CSD) ha fijado para esta Legislatura una de las principales líneas estratégicas de acción de sus políticas en el binomio mujer y deporte, destinando recursos y poniendo en marcha acciones como la creación en 2006 de la Unidad mujer y deporte, las ayudas económicas y asesoramiento que se otorgan desde 2007 a las federaciones deportivas, o impulso en 2009 del “Manifiesto por la igualdad de la mujer en el deporte”, con el apoyo de numerosas instituciones. Así mismo, el Plan integral para la actividad física y el deporte, Plan A+D, puesto en marcha recientemente para favorecer y promover la práctica deportiva de toda la ciudadanía incluye un programa trasversal para la igualdad entre mujeres y hombres.
Pero las políticas deportivas nacionales no tienen sentido si no van de la mano de las autonómicas y las locales. Éstas últimas son imprescindibles para incrementar la práctica deportiva en general, y en especial de las mujeres, así como su incorporación a los ámbitos técnicos y de gestión.
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